sábado, 29 de junio de 2013

Un verano en vaque... digo, en Antropología.


Vale, soy antropóloga ¿Ahora qué?

 

Por fin llegaron las vacaciones, y con él los líos. Para muchos las vacaciones significan: Playas, alcohol y fiestas; pero queridos, yo soy antropóloga y obviamente no iba a ser todo tan sencillo.

 

La antropología sirve para algo y es muy interesante (Fuera de broma) siempre y cuando no te adoctrinen en feminismo, anticapitalismo, México y África..¡Vaya, en pocas palabras acabo de resumir mis dos años de carrera! Pero alejándonos de estos problemillas, y tu frustración al no estudiar ni a vikingos ni culturas asiáticas, descubres que la Antropología si que te ofrece otra forma de ver el mundo, y te enseña a ser más observadora.

 

Unos dicen que tras estudiar Antropología eres capaz de ver la dominación del sistema capitalista, y la discriminación que se da cada día ya sea en las calles o en el tren, pero os informo que esto es algo demasiado hablado, y demasiado escuchado. El machismo sigue ahí al igual que el racismo, y solo los inútiles piensan que esto se ha eliminado en  la actualidad, pero seguro que muchos estáis hartos de leer sobre estos temas (yo la primera) y a veces, usando la antropología podemos hacer otro tipo de análisis.

 

Los antropólogos estamos diseñados como “cotillas aceptados” un profesor o profesora, no recuerdo exactamente, dijo “Ahora como antropólogos seguro que prestáis atención a las charlas de vuestro alrededor” Una compañera asintió enérgicamente ante esta afirmación, los demás nos reímos pensado “Esta chica no tiene vida propia”

Y es cierto, si pensáis estudiar Antropología, os diré que aprenderéis a usar los oídos y los ojos de otra manera, pero no os enseñarán a decir “Esto es privado, apaga el oído” Porque si queridos, la Antropología y sus pequeños hijos a veces  se pasan de listos, y se meten donde no les llaman.

 

Con todo esto podéis entender porque el verano es un lío para el antropólogo, tiene demasiadas pautas sociales que estudiar: Los comas etílicos entre adolescentes hormonados, el por qué solo muestran mujeres en tetas en las playas en los noticiarios... Etcétera, así que así comenzamos el verano.

 
Prepararos para en análisis de esta antropóloga en verano.


martes, 4 de junio de 2013

¿Por qué antropóloga? ¿Por qué frustrada?

¿Por qué antropóloga? ¿Por qué frustrada?

Bienvenidos todos los que estáis leyendo esto, algunos os preguntaréis ¿Pero qué demonios es esto? ¿Antropología qué es? ¿Se come?
Bueno, todo aquel que quiera saber que es la ciencia de la Antropología, puede visitar cualquier diccionario o enciclopedia (Y si sois confiados, siempre os quedará la Wikipedia) En tales manuales os darán una definición de lo más “completa”, que más bien apuntan a una utopía. Utopía que a más de uno y una nos convencieron.

Yo me considero antropóloga española aun que no tenga el grado terminado, pues el sentimiento general en la carrera es que con dos años, aprendes todo lo que tienes que aprender. Sin risas, en mi caso, me atrevo a definir lo que llevo de carrera con las siguientes frases: “Todos es culpa del occidental” “¡Maldita conquista española” “El capitalismo es el Gran Hermano de nuestra era”

Para pena y horror de mis profesores, (y algunos compañeros de antropo-aventuras) no soy una antropóloga muy “común” ya que la misma carrera ha creado dos yo (Lo que mis archienemigos psicólogos llaman: Trastorno de Bipolaridad)

Un yo que desea servirse de la Antropología para intentar cambiar el mundo, y que desea entender cosas que ahora no se plantea.

Y otro que odia a cada ser humano que pisa la calle, y a veces asusta al resto de individuos.

Estos dos “yo” no saben vivir el uno sin el otro, a mi parecer estos dos me recuerdan al entrañable personaje de El Señor de los Anillos, Gollum, del cual mucha gente se ríe de él tanto en las películas, como en los libros. Si bien Gollum puede representarnos a la mayoría de individuos que pasean por Gran Vía hoy en día, donde en uno mismo convive la dulzura y el odio.

Pero al contrario que Gollum, yo no quiero caer en el fuego de El Monte del Destino, por tanto me conformo con escribir un Blog.

Si queréis y os da la real gana, quedaros conmigo. Os enseñaré lo que no os cuentan de la Antropología en España, os hablaré de la realidad en la que vivimos, y obviamente os contaré mis desventuras (No tan locas como las de Don Quijote)

No os prometo reflexiones profundas ni nada de eso... Yo no soy de promesas.