“50 Sombras de
Grey” La liberación sexual de la mujer ¡Anda, y vete a pastar!
Está claro que
cuando la mujer hablaba de sexo abiertamente, unos cuantos pares de ojos se
posaban sobre ella. Por un lado los hombres cargados de deseos sexuales, y por
otro mujeres y hombres que no estaban muy seguros de querer saber que las
mujeres también tienen deseos y fantasías.
Todos los
hombres se hacen bromas entre ellos apelando a películas porno, revistas,
videos caseros... Lo que os de la real gana. Pero la mujer se quedaba en un
segundo plano, por lo que no sabías si ella tenía el mismo derecho que el
hombre a ver a dos desconocidos montándoselo en una sala de espejos.
Lo que las
jovencitas no sabían es que los libros eróticos (A veces, hasta románticos)
estaban en La Casa del Libro, y que sus madres se los compraban para leerlos.
Pero un buen día, y como resultado de un mal fanfic de la famosa (y mala) saga
de “Crepúsculo” surge el libro “50 Sombras de Grey”
Un libro erótico, con tintes sadomasoquistas, y con dos personajes
principales de lo más pintorescos:
Él es un joven
empresario rico (Muy real, si señor) que esconde un oscuro pasado, y un gusto
especial por dominar a mujeres sumisas.
Ella es una
chica recién salida de la universidad, más inocente que Dora la exploradora,
que se enamora de él y decide probar el sado únicamente para quedarse con el
muchacho, más que nada porque en su interior piensa que le puede cambiar.
Este escrito nos
lo presentaban como el libro que ha hecho que miles de mujeres de todas las
edades no tengan vergüenza de afirmar que leen literatura erótica, ya sea en
casa junto a su gato y marido dormido; como en el tren a hora punta.
Todas sabemos
que el porno tiene toques machistas, así que cuando te presentan este libro así
piensas “Vamos a darle una oportunidad” y dejas de lado tus reparos por el tema
del sadomasoquismo, y obviamente la curiosidad también te mueve a leerlo.
Eso hice yo,
menos mal que no me lo compré porque me hubiera arrepentido toda mi vida.
Comencé a leerlo y (dejando de lado que no me gusta como la escritora narra la
historia) lo primero que me “mosqueó” por así decirlo, fue el personaje
femenino. Me pareció una chica de lo más tonta, demasiado simplona y con una
mentalidad de lo más infantil. El colmo llegó cuando el personaje masculino, el
señor Grey para las fans, todo caballeroso, cumpliendo su papel de héroe varón
le pide a ella que se aleje, que él es un “chico malo”. Ella cumple su rol de
mujer despechada llorando, enfadándose, y saliendo de fiesta para emborracharse.
Pero un “juego caprichoso del destino” se encuentran y ella acepta que a su
enamorado le van las fustas entre otras cosas.
Cuestión, ella acepta ser su sumisa (Que asco
de palabra) y él la procurará ropa bonita, un entrenador personal, y hasta un coche.
Es decir,
tenemos una relación amorosa, basada en una relación de poder donde él es el
dominante y ella la dominada. Él es un chico obsesivo que quiere saber hasta
las fechas de su menstruación, y ella es feliz... No sé muy bien la razón, pero
la escritora nos dice que es muy feliz la chiquilla.
Tras leerme el
primer libro (Él único que me he leído de la famosa trilogía) me estuve riendo
del mismo durante una semana. Que me presentaran este texto como “liberación
sexual” me causaba risa y miedo al mismo tiempo. Llamadme loca, pero por muy
bien que folle el “señor Grey” si a la chica en cuestión la despoja de su
independencia, entre otras cosas, me parece de todo menos algo “liberador”.
Lo peor llega
cuando en diversos círculos femeninos escuchas “Yo quiero un señor Grey”. Bien,
analicemos esto, con esta frase decimos que queremos un hombre que nos controle
nuestro ciclo menstrual, que nos regale cositas bonitas, y que nos pegue en la
cama. (Cada vez que escucho esta frase, me dan ganas de agarrar un folleto
contra la violencia doméstica, y plantárselo en la cara a la mujer que dice
estas palabras.)
Con esto digo
que “50 sombras de Grey” no es nada
liberador, sino todo lo contrario, nos dice como actuar para el hombre en el
sexo. Intrigada por saber si todos estos libros son así conseguí unos pocos de
la misma temática, y la mayoría de ellos confirmaron mi teoría de que más que
novelas eróticas, estos libros resultan manuales de cómo follarte a “tu hombre”
y que se enamore de ti.
De repente llega
a nuestras manos el libro “Los lugares
secretos” de Paula Soler, donde se cambian las tornas. Él, David, es un
abogado que se va a casar para “seguir el camino recto que debe hacerse en la
vida de toda persona”, vamos que su vida es más sosa que el pan sin sal. Y
ella, Irene, es una dominante, con varios sumisos a su alrededor. De este libro
de momento no me atrevo a hablar demasiado, solo llevo leído un par de páginas.
Lo único que
diré es que nos presentan a una mujer fuerte, que le va dominar a los hombres
(¿Heroína germinalista? No lo creo) y que se encuentra con un abogado que
parece ser que le encanta que le dominen.
Pero por lo que
veo, presiento que ella se enamorará locamente de él, y sufrirán por su amor...
Es decir, que de liberación sexual, tampoco lo veo (Más adelante, cuando lo
termine seguro que escriba sobre este libro una entrada)
Por tanto, y
para terminar: Mujeres del mundo, ver porno, leer literatura erótica,
masturbaros, me da igual, pero por el amor de los dioses... No dejéis que un
hombre os maneje vuestro ciclo menstrual. Y si igualmente queréis seguir
leyéndoos libros cargados de sexo, recordar que el porno en internet es gratis,
y no cuesta 18 euros (¡¡Cada libro!!) y que la red es un lugar enorme, donde
seguro que encontraréis libros eróticos mejor escritos, y gratis (Its free)
¡Ah! Se me
olvidaba, estos libros están escritos para mujeres heterosexuales, parece ser
que el resto de colectivos no están incluidos en la mente de las autoras y
autores.
Señores,
señoras, no toda la población humana es heterosexual.