Me voy a marcar
un baile en bragas, que me ha venido la regla.
Todos y todas
sabemos que en la publicidad nos engañan, y si no lo sabéis empezar a
preocuparos por vuestra inocencia exacerbada (Dicho desde el amor) Por eso no
nos extraña demasiado que un detergente muy famoso no nos deje las camisas más
blancas que el manto de una virgen católica. Simplemente decimos “Yo esto no lo vuelvo a comprar” y dicha
marca de detergente pierde unos cuantos clientes (Tal y como está producido el
anuncio, parece que únicamente pierde clientes mujeres... De esto hablaremos
otro día)
Así pues, sabemos que no todo lo que nos dicen por la
televisión es cierto. No hay que olvidar que los señores que haces los anuncios
buscan crearnos una necesidad, y nos convencen de que su producto es el más
acertado a la hora de saciar esa necesidad (Vamos, que nos manipulan como quieren) Entonces, un buen día estás
amorronada en el sofá, en el salón de tu casa, pensando en que Rajoy debería
dimitir, cuando te salta un anuncio de compresas, y por primera vez decides prestarle
atención.
Bien, está claro
que los anuncios de compresas están fabricados por alguien al que le faltan
varios veranos.
En primer lugar
nos ponen a una chicas monísimas de la muerte, súper delgadas (Todos sabemos
que aquellas mujeres que tienen más de una talla 38 de pantalón, no tienen la
regla) que sonríen y bailan al ritmo de música mala, y nos muestran con orgullo
sus bragas y sujetadores, mientras aspiran una cantidad desorbitada de aire
(¡Qué os vais a matar!) para decirnos, que por mucho que ellas anden en bragas,
no huele ¡Y todo gracias a las compresas maravillas que absorben el olor!
Gracias a los dioses, yo seguía siendo esclava de la ducha.
Olvidándonos de
esto, pasemos al momento en que deciden que es buena idea pasearse en bragas,
veamos, cuando tienes la regla te pones las bragas que mas seguridad te den, os
aseguro que un tanga no es la ropa interior más optima cuando están sangrando
las 24 horas del día. Así mismo el bailecito... (Un aplauso al coreógrafo) yo
personalmente cuando estoy con la regla en lo único que pienso es en la gran
cantidad de drogas que me tengo que tomar para remitir el dolor, y conseguir
mantenerme en pie (Cada cual con su regla, y sus dolores) y en lo último que
pienso es “Que bien ser mujer”, mi mente solo maldice a la evolución, a los
hombres por no tener que pasar por la misma mierda una vez al mes (Foco de mi
odio una vez al mes, pero es que a veces es para mataros) y en que quiero
comer.
Una vez, un
amigo me pregunto que si era de las que me ponía de mal humor con la regla,
podría haberle dicho que no, que eso es un mito. Pero dejé de lado la idea de
mujer moderna a la cual la regla le parece algo de lo mas bonito y natural, y
le contesté que en esos días me transformo en una maquina de matar. Así pues, a
todos los hombres que dicen “Estás de mal humor, eso es que estás en esos días
del mes” deciros que puede que estemos o no, pero os aseguro que esa noche
dormiréis en el sofá, así pues procurar estar atentos a las señales.
Si los anuncios
de compresas nos muestran la regla como algo feliz, es porque como se sabe que
la regla es algo que no se puede evitar, lo mejor es mostrar una cara amable
ante el sufrimiento femenino, intentando que nos sintamos mejor, y lo único que
consiguen es que a algunas de nosotras nos entren ganas de apagar la tele (Algo
que no reprocho, así a muchas puede que les dé por coger un libro)
Luego tenemos
los anuncios de tampones, y obviamente tenemos que hablar de lo último de
tampax, donde Amaia Salamanca le mete un tampón a un chico en la mano,
explicándole como se pone, el muchacho observa absorto el complicado mecanismo,
y entonces tu piensas; “¿Para qué quiere
saber el muchacho como se mete un tampón? A no ser que se lo meta por el
hojaldre, claro”.
Está claro, que
los señores de marketing decidieron hacer participes a los hombres de cómo se
actúa ante la regla (o menstruación, o periodo, o menarquía.. Demasiados
sinónimos) Porque está claro que vivimos en una sociedad moderna, donde todos
podemos hablar de sexo, de sangrar una vez al mes, somos muy modernos, por eso
tenemos que poner en nuestros anuncios de tampones a unos jóvenes admiradores
de la mujer, y su capacidad de meterse un tampón, y nadar en el mar o la
piscina sin miedo a que un tiburón la devore.
Y tras esta
reflexión, me pregunto cuantos hombres se habrán quedado a leer esta entrada
hasta el final.